Cartas para Emanuel III

S de Soledad

Me prendería un pucho si supiera fumar. Al café, ya me lo hice. Estoy en patas y en pijama improvisado. Media despeinada y sin ganas de comer. La panza me cruje pero yo no tengo por qué llevarle el apunte, si esta noche crujo yo y vos no estás ni por teléfono.

Hoy la soledad no tocó mi puerta. Directamente entró a mi casa y está por abrir la heladera. Capaz que ella sí tiene hambre. O quizás, tenga la intención de analizar los espacios disponibles, para después arrancarme el corazón y meterlo ahí adentro. ¿Y qué le puedo decir? Nada. Si yo me reí de ella la semana pasada cuando de nuevo me dijiste que tenías ganas de verme. Si hasta le pisé los talones cuando me abrazaste en la estación de servicio mientras cantabas.

Sí soledad, hacé conmigo lo que quieras. Ya tengo humedecido todo el cuerpo culpa de estas dos canillas que no pararon de gotear. El plomero prometió venir este fin de semana. Hay que creer.
Se ve que sólo me queda creer.

Vacios no están los vasos. Vacía estoy yo.

Diciembre 09

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